La ONU en México

En 2015, la ONU conmemora 68 años de presencia en México.

Si bien México es un país miembro fundador de las Naciones Unidas, la ONU abrió su primera oficina en el país en 1947. Las agencias, fondos y programas que componen el Sistema de las Naciones Unidas en México (ONU México), suman – a través de sus mandatos específicos- a una estrategia común de acción y cooperación para promover una mayor inclusión y equidad para todas las personas en un marco de Derechos Humanos, en línea con las prioridades nacionales y la Agenda para el Desarrollo.

Actualmente ONU México está compuesta por más de 20 programas, fondos y agencias, y cerca de 800 funcionarias y funcionarios que trabajan conjuntamente con una gran variedad de actores: autoridades federales, estatales y municipales, organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, medios de comunicación, sector privado y población en general.

La confianza, la experiencia probada y el trabajo acumulado a lo largo de casi 70 años, han consolidado una efectiva colaboración y comunicación con el país y han contribuido a potenciar los éxitos compartidos.

Coordinador Residente

Para mejorar la eficacia y eficiencia de las actividades de ONU México, la figura del Coordinador Residente, asume el liderazgo del Equipo de país de las Naciones Unidas, el cual está integrado por la totalidad de agencias, fondos y programas presentes en México; asegurando la articulación y coordinación de las acciones para el desarrollo de la Nación.

El Sr. Antonio Molpeceres (Canadá) fue designado en agosto de 2016 como Coordinador Residente del Sistema de Naciones Unidas y Representante Residente del PNUD en México. 

Cómo trabaja la ONU en México

El Marco Estratégico de Cooperación de las Naciones Unidas para el Desarrollo (UNDAF, por sus siglas en inglés), firmado el 13 de marzo de 2013 para el periodo 2014-2019, es el principal instrumento de planificación estratégica y responde a las prioridades de desarrollo nacionales. 

Para todas las áreas prioritarias, se toma en cuenta de manera transversal el enfoque en las siguientes dimensiones de la desigualdad: sexo, preferencia sexual, etnia, situación de discapacidad, nivel de ingresos, lugar de residencia, edad, nivel educativo y estatus migratorio. Así se asegura que los esfuerzos se dirijan a aquellas personas que están en situación de mayor desventaja.